El presente aislado desnudó falencias y destacó virtudes en el accionar de la sociedad moderna. Rita Grandinetti, Docente e Investigadora, Directora de PoliLabUNR, destaca cómo la encontró a la ciudad y a la Universidad Nacional de Rosario esta coyuntura, y las aceleraciones que produjo en su planeamiento.

El decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio dictado el pasado 20 de marzo produjo infinidad de cambios rutinarios. Ante estos cambios, se incrementó la necesidad del accionar sin salir de casa, como hacer las compras, pagar impuestos, cursar la escuela o el terciario, hacer consultas médicas, entre otras.

“Esto despierta una gran aceleración de formas virtuales de realizar nuestras tareas diarias. Teníamos muchos recursos para hacerlo, pero quizás aparecían un poco marginados”, sostiene Rita Grandinetti, Investigadora de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

Rosario y la UNR son dos buenos ejemplos para pensar a la era digital en el medio de esta pandemia. Rosario es una ciudad que a fines de los 90 tuvo un proceso de digitalización muy importante. A tal punto que por ejemplo en el año 2000 ya había desarrollos de intranet en el municipio, cuando todavía era muy difícil de explicar y de aplicar en la sociedad.

La ciudad ha ido haciendo algunos pasajes y se lo puede visualizar por ejemplo en la atención al ciudadano. “En un momento se crearon los distritos territoriales para descentralizar, con la idea de que el vecino pueda dirigirse cerca de sus domicilios”, contaba Grandinetti. Asimismo agrega que con el paso del tiempo se fueron incorporando diferentes plataformas y aplicaciones para evitar concurrir también a estos lugares. Por ejemplo a la hora de hacer un reclamo, no hay necesidad de dirigirse hacia la Secretaría de Control, sino que desde 2018 existe la App “Rosario Responde”, para todo tipo de reclamo de los vecinos.

“Así como hay cosas que todavía están faltando, hay un piso que se fue desarrollando con el correr del tiempo y esta actualidad lo pone en evidencia. Eso también ya generó una cultura ciudadana que se empezó a construir en base a los recursos digitales que la ciudad le ofrece”, destacaba Grandinetti, también Especialista en Innovación Pública.

Aspectos virtuales de la Universidad Nacional de Rosario

“Hace unos veinte años que la UNR tiene su campus virtual, sin embargo siempre estuvo en los márgenes, es decir con pocos cursos y pocas carreras más allá de que muchos de los docentes hacíamos uso del mismo”, cuenta la Docente.

En 2019 la Universidad desarrolla la “Agenda UNR 2030”, donde diseña cómo construir la Universidad del mañana. Grandinetti destaca que en esa agenda, donde se desempeña como Coordinadora, uno de los puntos fundamentales del eje pedagógico es la necesidad de desarrollar nuevos formatos educativos. Ya no como algo marginal, sino como un recurso útil donde las carreras tengan la posibilidad de realizar cursados virtuales, en su totalidad o no, dependiendo de cada programa.

“A fines del año pasado, la Universidad desarrolló una inversión muy importante vinculada a esta agenda para la puesta a punto de su campus virtual, como una reformulación para que pudiera soportar este proyecto que venía con fuerza pero se pensaba como algo gradual. En un abrir y cerrar de ojos, y atravesados por la covid-19, nos encontramos con toda la Universidad virtualizada, con un esfuerzo muy grande y una gran voluntad y dinamismo de decanos, docentes y también de estudiantes”, celebraba.

Como colectivo de profesores sienten vivir una primavera de docencia a la hora de buscar alternativas, de desafiarse, de entender estos nuevos formatos. Asimismo destaca que a la par se ve un agradecimiento muy sincero por parte de los estudiantes, que evidencia su valoración hacia el esfuerzo de la UNR por continuar con el dictado de clases.

“En diciembre nunca hubiésemos pensado que en marzo íbamos a salir con todas las clases virtuales. Esta aceleración no solo nos mueve mucho más rápido hacia donde queríamos ir, sino que también nos presenta nuevos escenarios, nuevos rumbos y desafíos, porque hay un colectivo que se está replanteando muchas cosas”, menciona Grandinetti.

Por ejemplo se está llevando a cabo un seminario que era presencial, pero ahora de forma virtual viene dando buenos resultados y eso permite abrir la UNR a personas de otros lugares.

También se está evaluando el proceso de los estudiantes de primer año. “A algunos les cuesta adaptarse a la vida universitaria y al cambio de su casa a la gran ciudad, siendo un cimbronazo muy fuerte. Este año la gran mayoría no llegó a instalarse en Rosario, por lo que muchos están cursando y entrando al nuevo mundo pero de a poco, desde sus hogares. Quizás puede ser una buena receta para los próximos años. Quizás no, y terminan dejando muchos más alumnos, pero eso se lo evaluará y es lo importante de aprovechar estos momentos extraordinarios”, analiza la docente.

“La educación quizás necesitaba este empujón. Venimos trabajando desde el 2000 en la educación virtual, pero sin dudas que esto nos lleva a ponernos de acuerdo y avanzar todos juntos, y comenzar a verlo como un soporte útil, y no solo como una alternativa”.

Asimismo desde la UNR entienden que los encontró en un momento con las condiciones dadas, con una base armada, lo que permite no postergar las clases como ha sucedido en otros grandes lugares del país. “Suspender las clases sería agregar dificultades, disvalores. No se si alguien sabe cuándo dejaremos las clases 100% virtuales, pero ahora lo importante es seguir trabajando y garantizando educación”, concluía Grandinetti.

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