Debido al aislamiento obligatorio, el 70% de los empleados estatales realizan su labor desde su casa. Castellani, Pando y Schweinheim coinciden en revalorizar el rol del Estado para fortalecer sus capacidades y estar en sintonía con los nuevos desafíos y exigencias ciudadanas.

Con la pandemia por Coronavirus y el decreto de aislamiento social obligatorio en todo el país, el trabajo se volvió remoto, tanto en el sector privado como en el público. De la noche a la mañana el 70% de los empleados estatales comenzaron a realizar sus tareas a distancia. Luego de casi siete semanas de cuarentena y una posible flexibilización de ella ¿cómo quedará la gestión pública después de esta experiencia?

Este medio dialogó con Ana Gabriela Castellani, secretaria de Gestión y Empleo Público de la Nación; Guillermo Schweinheim, doctor en Sociología y director del Centro de Estudios La Piedad de la Asociación del Personal de Organismos de Control (APOC), y Diego Pando, presidente de la Asociación Argentina de Estudios de Administración Pública (AAEAP).

A tres meses de iniciada la gestión de Alberto Fernández, con equipos sin conformar, autoridades sin designar y una agenda que no estaba cerrada, el Covid-19 interrumpió cambiando la forma de gobernar y gestionar las necesidades de la ciudadanía. “Tuvimos que enfrentar un desafío extraordinario. En primera instancia reconvertimos el funcionamiento para seguir trabajando de modo remoto desde el lunes 16 de marzo, luego tuvimos que dar respuesta a las demandas sociales y empezar a pensar políticas para paliar los efectos negativos en todos los sentidos”, expresó Castellani.

El teletrabajo en el sector público fue posible gracias al sistema de Gestión Documental Electrónica y Firma Digital que existen a nivel nacional desde 2016. En este sentido, la funcionaria explicó: “Sin eso no hubiésemos podido. Es fundamental contar con estas herramientas, no podemos seguir dándoles la espalda, hay que mejorarlas, pensar de nuevo. Hoy son las que nos permiten tener una modalidad a distancia más allá de las fallas”.

Por su parte, Schweinheim destacó el funcionamiento de los sistemas informáticos. “Facilitan y permiten la tarea remota. Permitieron a la Administración Pública Nacional funcionar. Lo más probable es que con el tiempo haya una profundización de esta modalidad porque se demostró que es efectiva, evita la concentración de personas, hay menos polución, menos sobrecarga del transporte publico, de tránsito y, en consecuencia, de accidentes. Por todo esto creo que en el futuro hay probabilidades de que veamos cambios de hábitos”.

Con miras al futuro, Diego Pando habló de sumar capacitaciones a los agentes del Estado y de buscar la manera de terminar con la brecha digital. “La otra cara de la moneda es la necesidad de garantizar la inclusión digital. Las desigualdades en Argentina se suman y se potencian: los más pobres, los que tienen menos años de educación formal, los más viejos y quienes viven en zonas rurales o subdesarrolladas, tienen menores probabilidades de estar incluidos digitalmente. En el siglo XXI, no hay ciudadanía plena sin derechos digitales”, afirmó.

Pero la falta de inclusión digital no es lo único que quedó en evidencia con el aislamiento obligatorio. Para Schweinheim hay que mejorar también los “sistemas de contratación de obras públicas, de inversión pública y de compras, que quedaron al descubierto con los sobreprecios en la adquisición de alimentos”. Pese a esto, también resaltó el funcionamiento del ANSES, AFIP y de la Secretaria de Hacienda: “Todo esto muestra que había capacidades y fortalezas preexistentes que es necesario reconocer”, agregó.

Hoy, según Castellani los desafíos son revalorizar el rol del Estado, la función pública, las herramientas de gestión electrónica y a los trabajadores estatales. “También es primordial pensar nuevas modalidades de trabajo y que la ciudadanía pueda hacer trámites desde su casa de forma online. Tenemos que reducir al máximo la prestación de servicios de modalidad presencial. Hay que combinar formas sin enamorarse de ninguna, imaginar todos los mecanismos posibles”.

En este sentido, desde la Secretaría de Gestión y Empleo Público de la Nación trabajan en mejorar la comunicación directa con el ciudadano para dar una respuesta efectiva, haciendo las gestiones más simples. Además redactaron un catálogo de derechos y servicios esenciales que se actualiza en forma permanente: “Es una forma de unificar. Son muchas páginas así que estamos viendo cómo lo llevamos a una plataforma o aplicación para que sea más accesible”, informó.

Una ventana de oportunidades

Siguiendo al presidente de la AAEAP, Diego Pando, “gestionar lo público en los próximos años va requerir un conjunto de energías, destrezas y habilidades sin antecedentes. En este contexto, la pandemia abre una ventana de oportunidad no solo para revalorizar el rol del Estado sino también para fortalecer sus capacidades de manera tal de estar en sintonía con los nuevos desafíos y exigencias ciudadanas”.

Coincide con Castellani, para quien “en el futuro hay que recuperar esta experiencia crítica para imaginar e innovar formas de trabajo mas efectivas o múltiples, ya que tuvimos que implementar a la fuerza esta modalidad. Hoy son casi 100 mil personas del sector público trabajando de modo remoto. Con los todos los desafíos que implica desde la coordinación hasta los recursos técnicos”.

En este contexto, una transformación de la gestión pública y del Estado es urgente. Teniendo las debilidades como guía, pero las fortalezas como motor. Los tres especialistas concuerdan en algo: la capacidad de respuesta del Estado es mayor que la del mercado en una situación de emergencia sanitaria como la que se presenta actualmente por el Covid-19. Por eso, trabajar en su fortalecimiento es fundamental para afrontar no solo otras crisis, sino también el futuro.

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