La realidad es contundente. Mientras trabajamos por contener y luchar contra la pandemia del coronavirus, vemos cómo se ha recurrido a la tecnología como posible salida. Muchas innovaciones están viviendo una aceleración en sus desarrollos. Esas mejoras fueron aprovechadas por centros tecnológicos e industriales, institutos científicos, asociaciones profesionales, cámaras empresariales y universidades nacionales que fundaron la plataforma VinTecAr 4.0, un ecosistema federal generado a partir de una iniciativa de la sociedad civil, implementando un modelo de compromiso social que está motorizado por el desarrollo de saberes colaborativos.

Desde el trabajo remoto, la educación a distancia, la telemedicina y los eventos virtuales hasta el big data de monitoreo del virus, las tecnologías que quizá sólo eran familiares para una comunidad específica, ahora se encuentran siendo utilizadas, generando desafíos, en la mayoría de las organizaciones. Durante los próximos 10 años, la cantidad de datos solo aumentará. Esta explosión de datos dará lugar a otras innovaciones, como estrategias de IT de múltiples nubes, dispositivos Smart con inteligencia artificial y capacidades de aprendizaje automático que cambiarán la forma en que se trabaja y colabora, en donde todo está conectado: sistemas, aplicaciones, los servicios, las personas y los lugares serán fundamentales. Los países en desarrollo, como el nuestro, tienen que aprender definitivamente a aprovechar los procesos de acumulación de capacidades y de coordinación que las unidades de vinculación tecnológica poseen con el sector público y el productivo, para crear y apalancar a las pymes de base tecnológica e incorporar las innovaciones sin necesidad de burocracias sin sentido. Las organizaciones deben crear servicios personalizados, rápidos e inteligentes acordes a las necesidades de la sociedad.

Debemos tener en cuenta que la transformación digital implica el desarrollo de capacidades internas dentro de las organizaciones apalancadas con el uso de las nuevas tecnologías para atender los requerimientos de los usuarios que actualmente están operando en un entorno digital, y que se ha visto incrementado por el confinamiento producto de la pandemia.

Una de las respuestas más innovadoras surgidas en el 2021 vino de las Unidades de Vinculación Tecnológica (UVT) habilitadas por la Ley 23.877. Durante los intensos días del aislamiento social, preventivo y obligatorio se congregaron para colaborar en la superación de la fragmentación tecnológica del país, proponiendo nuevas modalidades de complementariedad, brindar soluciones transformadoras que ayuden a construir el futuro digital para las organizaciones públicas, empresas y comunidades en Argentina. Dicha visión ha sido el factor fundamental a la hora de crear colectivamente una plataforma de servicios colaborativos como el primer Polo Tecnológico Virtual del país surgido de la sociedad civil. Sus integrantes bien saben que hacer posible la vinculación y transferencia de tecnología es una tarea compleja que precisa una fuerte política institucional sustentable y de articulación de objetivos comunes, a lo largo del tiempo, para llegar a resultados concretos.

En el momento actual, en el que los cambios profundos que se suceden a una velocidad vertiginosa están afectando los cimientos sociales hay que tener en cuenta que, durante las últimas tres décadas, estas entidades han pasado gobiernos de todos los partidos políticos. Soportaron todos los planes económicos, crisis financieras, corridas cambiarias, distorsiones fiscales y variaciones climáticas. Han tolerado desde incomprensiones políticas hasta asedios falaces por el desconocimiento de la normativa vigente que regula su actividad entre el sector privado y el público.  Teniendo en cuenta que los procesos de desarrollo científico y tecnológico requieren tiempos de duración y maduración que garanticen una base institucional sólida y la formación de recursos humanos que permitan proyectar la política en períodos medianos y largos, instituyendo mecanismos estables de cooperación que brinden al sistema tecnológico coherencia en el ordenamiento de las políticas. Las UVTs – Ley 23.877 lo han cumplido cabalmente con sus trayectorias de público conocimiento. Eso las convierte objetivamente en las entidades más adecuadas para filtrar, conocer y comprender qué tecnología es capaz de asimilar nuestra matriz productiva sin perder tiempo detrás de intereses foráneos. Ellas son entidades habilitadas jurídicamente para la identificación, selección y formulación de proyectos de investigación y desarrollo, para la transferencia de tecnología y asistencia técnica, mediante la facilitación del encuentro del sector privado y público en los esfuerzos de mejorar sus respectivas organizaciones, instrumentar proyectos y realizar trabajos sistemáticos de profundización de los conocimientos existentes, derivados de la investigación y/o la experiencia práctica.

En este sentido, mientras que las organizaciones públicas y empresas privadas giraban en torno a cuestiones coyunturales por el Covid19, este grupo de las más prestigiosas instituciones de la sociedad civil sentaron una base sólida para ayudar a esta nueva ola de digitalización, que es vital para garantizar que el país pueda transformarse de manera integral hacia una economía digital avanzada. Casi cincuenta entidades del Sistema Nacional de Innovación del país han dado el paso fundacional para ayudar a las organizaciones públicas, empresas privadas y emprendedores, a utilizar al máximo las nuevas tecnologías para transformarse en empresas o instituciones impulsadas por las tendencias disruptivas emergentes. Para tener éxito en la era de los datos, el Estado con sus organismos, así como las empresas deben tomar el control de sus datos, su activo más preciado, y eso significa priorizar la transformación digital como estrategia de crecimiento para volver a combinar desarrollo tecnológico con utilidad en vistas de sofisticar los perfiles productivos en las cadenas económicas de valor. 

Por lo tanto, la plataforma Vintecar 4.0 se constituye como el catalizador para desbloquear el crecimiento potencial en áreas locales como la administración pública, la médica, la educación, la agricultura, las ciudades inteligentes y, lo que es más importante, la actual transformación drástica de la forma en que la humanidad vive requiere un Estado presente pero inteligente. Porque cuando se combina el sector público, el privado y el conocimiento junto a las tecnologías innovadoras, se acelera la reconstrucción argentina para salir de la crisis actual. Ofreciendo el acompañamiento de expertos con dispositivos adecuados para aplicar en las implementaciones que están ocurriendo en las organizaciones.

Basándose en la lógica de anticipación, la vinculación tecnológica argentina 4.0 es una propuesta superadora configurada en términos interdisciplinarios, desde el punto de vista del conocimiento, y multipropósito, desde el punto de vista de la acción que procura la colaboración en equipos de desarrollo distribuidos geográficamente por todo el país. La iniciativa está pensada de manera tal que todo proyecto genere una masa crítica que produzca un impacto social real que se motivará directamente a partir de subredes de actividades entre instituciones con base territorial, empresas y universidades locales, y no a partir de los tecnólogos que actúan de manera aislada o individual. En efecto, los abordajes de las UVTs son proyectos estructurantes que cambian las formas y que obligan a nuevas interacciones, fundantes de nuevas realidades que generan trabajo local.  Asimismo, a futuro, se observa que proseguir con este rumbo va a ayudar a densificar las agendas provinciales porque es donde mejor se van a poder aplicar las distintas dimensiones colaborativas.

La combinación de tecnologías como el aprendizaje automático -machine learning- y el aprendizaje profundo -deep learning-, la visión artificial, la robótica, el procesamiento de lenguaje natural, sensores y tecnologías portátiles, los asistentes digitales inteligentes y la computación espacial con realidad aumentada y virtual crearán un conjunto altamente automatizado y autónomo que permita el intercambio de información desde cualquier fuente a cualquier destino y, particularmente en el trabajo remoto, desde y hacia el hogar.

Por lo tanto, debemos recalcar que en el actual contexto político, económico e institucional se requieren acciones de integración del sistema tecnológico nacional que brinden previsibilidad. Para que las agendas de desarrollo tecnológico y de innovación se proyecten al futuro, es imprescindible seguir avanzado institucionalmente superando cierta desarticulación y dispersión que existe de los diferentes subsistemas. Generar y sostener espacios o ámbitos de vinculación tecnológica es una tarea difícil en la realidad latinoamericana. Este salto cualitativo en el sistema innovación es un agregado de valor en nuestro país. Finalmente, queda planteada una plataforma con capacidad para hacer. Además, queda en el campo de los proyectos tecnológicos una agenda muy rica para proseguir, que es alimentada a futuro por la colaboración interinstitucional que se ha conquistado en medio del Covid19.

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Nota: Ley N° 23.877 – PROMOCIÓN Y FOMENTO DE LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA – ARTICULO 1° — La presente ley tiene por objeto mejorar la actividad productiva y comercial, a través de la promoción y fomento de la investigación y desarrollo, la transmisión de tecnología, la asistencia técnica y todos aquellos hechos innovadores que redunden en lograr un mayor bienestar del pueblo y la grandeza de la Nación, jerarquizando socialmente la tarea del científico, del tecnólogo y del empresario innovador.